Oximoron : aunque camine en el valle de muerte
pagina 10 tomo 4 , escrita por Javier Solis
-Aulus es un artista en toda la palabra , esculpe , pinta , talla , declama , funde y canta como el mejor , pero todo esto sin sus seis extremidades y a espaldas de Appius ...
También se las vieron duras luego de las guerras Samarias , estos dos eran de la séptima legión , es gracioso que todos estos veteranos de dicha guerra terminaran en guarniciones de políticos , comerciantes y nobles por un estúpido decreto del senado , por supuesto los que no estaban lisiados tuvieron esa suerte , pero los que ya no podían marchar al son del tambor fueron lanzados al silencioso y bullicioso viento del sistema solar
Hay granjas del honorable Publio Elio Adriano en cada luna y planeta de este sistema solar , aun en las profundidades del gélido y ardiente Volchanus
Deberemos siempre recordar nuestro lugar como esclavos y olvidar aquellas visiones del viejo , sucio y hediondo que conocimos en los establos del palacio imperial , queda claro ? (Sylys)
Una enorme puerta le da a paso a los cuatro esclavos bípedos , es un salón con paredes , piso y pilares blancos , al centro del salón se encuentra el mayordomo Cneo y tres centuriones , cada uno de los centuriones es de un planeta diferente del sistema solar , con sus armaduras y equipo hermosamente pulidos , a un ademán del mayordomo y halando unos anillos unidos a cables las pesadas armaduras de los centuriones caen al lechoso piso creando música , se les pide a tres de los cuatro esclavos cargar las armaduras , solo Darad no hará la prueba , a un aplauso del mayordomo en jefe un holograma se crea , es un reloj , se les dice que si en cinco minutos las armaduras de los centuriones no están a las orillas del salón estos recibirán cinco azotes cada uno de parte de su amigo Darad .
Claro que los esclavos jóvenes no podrían mover las armaduras individualmente , Sylys rápidamente organiza el trasporte , aunque a mitad de la ejecución un Centurión del planeta Ker empuja a Darad y lo insulta , mencionado que no sabe el porqué el bípedo de piel suave no hará una labor para la que esta más que capacitado , los números del segundero rápidamente devoran un minuto , Cneo menciona que se deberá de inmovilizar al centurión , de caso contrario los tres esclavos que mueven las armaduras recibirán cinco azotes adicionales cada uno , Darad toma la iniciativa al escuchar esas palabras e intenta derribar al Keratiano , claro que el veterano de las guerras Samarias con un simple movimiento de palanca tumba al esclavo y se mueve a recoger una pieza de la armadura y la lleva otra vez al punto de inicio , Darad grita apasionadamente y se le lanza a la espalda , con admiración y burlándose los otros dos centuriones instigan al Keratiano a removerse la peste que se aloja en su espalda , girando su cuerpo y tomando de los ropajes blancos del esclavo se libera la espalda el centurión Keratiano y su contrincante cae , pero el esclavo de piel suave no vacila en levantarse y tratar de impedir que el centurión recoja otra pieza de la orilla del salón y la regrese al punto de partida , Sylys ha comprendido que es luchar entre dos frentes y hace que Natan y Kilik muevan las armaduras mientras este se mueve en contra del centurión Keratiano desnudándose al andar .
Darad aprisiona la cintura de su contrincante y con una riza burlona el centurión golpea con rudeza sus costillas , ahí el centurión siente como el manto blanco de la muerte lo persiguió desde Volchanus , Sylys ocupo sus ropajes para crear una soga que enredo en parte de la cabeza del contrincante de Darad , colocando sus pies en la espalda del centurión y halando con todo lo que da su ser , se trata de derribar al centurión , claro que el mayordomo Cneo impidió que los otros dos centuriones intervinieran , de la nada el filo de una navaja corta los blancos ropajes del esclavo y con una patada hace volar a Darad , luego el centurión levanta del cuello al pequeño esclavo de piel suave , aunque dicha acción es detenida porque el reloj llego a cero .
Oximoron : aunque camine en el valle de muerte
pagina 10 tomo 4 , escrita por Javier Solis
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